HISTORIA
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El lugar donde hoy se levanta la pujante ciudad turística
que es Villa Carlos Paz, tuvo como primeros habitantes a la raza nativa
conocida como "los Comechingones", quienes dejaron sus huellas a
orillas de ríos y arroyos. El nombre "Comechingón" fue es la
denominación vulgar a las etnias Henia y Kamiaré subdivididos aproximadamente en una decena de
parcialidades y parece ser la deformación de la palabra "kamichingan", expresión peyorativa de los
sanavirones para referirse a estas etnias que parece haber significado
"vizcacha" o "habitantes de las cuevas", esto debido al
tipo de vivienda semisubterránea.
En el año 1573 llegó el conquistador español, quien
dispuso la división de tierras y con ello también el reparto de indios.
Jerónimo Luis de Cabrera buscaba dos objetivos. Uno de ellos era disponer de
una salida a "La Mar
del Nord", es decir al Océano Atlántico, ya que creyó que la Laguna de Mar Chiquita
era una bahía de este océano y el segundo de los objetivos era la fabulosa
Ciudad de Los Césares (ciudad mística que, según la leyenda, fue fundada por
españoles e incas que estaba llena de riquezas, principalmente oro y plata) ,
por esto desobedeció las órdenes del virrey del Perú y fundó la ciudad de
Córdoba al sur de la jurisdicción que se le asignara. Dicha desobediencia
motivó que Cabrera fuera decapitado en la ciudad de Lima en 1574 Los cambios
producidos generaron sin duda una campaña multiétnica que paulatinamente fue
sufriendo un proceso de mestizaje con el aumento vegetativo de la población.
Luego de la llegada del fundador, las tierras de los alrededores de la nueva
ciudad Córdoba de la
Nueva Andalucía, fueron repartidas entre aquellos valientes
que acompañaron a Cabrera en sus expediciones en forma de merced por los
trabajos realizados y el territorio que actualmente pertenece a Carlos Paz no
fue la excepción. Esta zona era conocida por los comechingones como "Quisquisacate" que significa "Unión de
Ríos" dentro del Valle de Punilla. Juan de Mitre recibe estos terrenos
en encomienda y aquel paraje surcado por sierras, mansos arroyos y ríos
caudalosos va a ir transformándose con el paso de los distintos propietarios
hasta conformar la estancia Santa Leocadia, lugar que vio crecer a su hija,
Tránsito de Cabanillas, la
Beata. La Estancia llega a manos de Don Rudecindo Manuel
Paz, nacido el 31 de Enero de 1830, hijo natural de Dolores Juárez Gigena y del General José María Paz, aquel que librara la Batalla de San Roque
contra las tropas del Brigadier Bustos, una lucha entre unitarios y
federales, librada en lo que hoy es el lecho del lago. Rudecindo Paz compra
en un remate público parte de la Estancia Santa Leocadia, que tuvo un gran
protagonismo a partir de 1880, cuando se decide la construcción del Dique San
Roque y gran parte de sus tierras son expropiadas por la provincia. En el año
1890 se construyó el Dique San Roque, que en su momento fuera el más grande
del mundo, cuya función fue la de abastecer de agua potable y para riego a la
ciudad de Córdoba, capital de la provincia. El embalse producido inundó un
amplio y verde valle quedando formado un magnífico lago que cubrió el casco
de la estancia Santa Leocadia, cuya existencia marcaría para siempre el
destino de Villa Carlos Paz. Don Rudecindo Paz, decidió trasladarse sobre el
faldeo de la sierra, lejos de las aguas del embalse.
En el año 1906 los Padres Jesuitas toman posesión de la
estancia La Quinta,
donada por la señora Eugenia Gastañaga a la Compañía de Jesús. El
Padre Juan Cherta le da el nombra de Quinta del
Niño Dios, que es el nombre que quedó hasta la actualidad. Con el correr del
tiempo, Carlos Nicandro, uno de los hijos de Don Rudecindo, accedió a la
propiedad de vastas extensiones de campos (unas 5.600 has.) e inició la
explotación ganadera y del bosque serrano. Carlos Nicandro, poseía un claro
sentido urbanizador. Heredaría las posesiones que quedaban de la estancia,
una vez formado el lago San Roque y reconstruiría la
nueva casa sobre la Ruta
20, que unía a Córdoba con Tanti y Cosquín. Quizás la creación de la escuela en 1907, para
sus catorce hijos, obtenidos de su casamiento con Margarita Avanzzatto, o la creación de una canal de riego desde el
barrio El Canal hasta la Costa
del Lago (actual calle Gobernador Álvarez) que permitía el riego de los
numerosos sembradíos del valle, o también, la decisión política de realizar
el camino a Las Altas Cumbres, que uniría Córdoba con Traslasierra
y las provincias de Cuyo, tal vez todo esto junto o solamente su decisión de
conformar una Villa turística al alquilar viviendas a sus amigos y conocidos,
expliquen la transformación de la estancia. La apertura de un nuevo camino,
el de las Altas Cumbres de las Sierras de Córdoba, comenzó a generar un
importante movimiento de personas. Fue entonces cuando Carlos Paz decidió
abrir en 1915 un pequeño albergue, que sería el primer hotel del lugar. Si
bien no hubo un acta que testimoniara la fundación, se adopta la fecha del 16
de Julio de 1913, que es la que consta en un plano del pueblo trazado por el
propietario de las tierras. El movimiento turístico, además del pequeño hotel
de cuatro habitaciones, se manifestaba a través del alquiler de propiedades
de los amigos del fundador en época de verano. En el pequeño caserío de
entonces se destaca su “Establecimiento Las Margaritas” (actual calle General
Paz y Lisandro de la Torre).
Ya estaba inaugurado el Dique San Roque y en ese sector sur de la estancia
había dos puentes construidos en 1889; el puente viejo o Central – hoy Ezio Armando Carena- y el Puente Negro en Villa del Lago.
El antiguo paraje “San Roque”, o “Los Puentes” se conforma como “Pueblo de
Carlos Paz“. En el año 1921 el Dr. Enrique Zárate le compra a José Ramón
Moyano una fracción de terreno de 2500 Ha, restos de la antigua Estancia San
Roque, que posteriormente sería Villa del Lago. Aquí construye su casa
señorial, un verdadero castillo en el año 1922, según planos del arquitecto
Alejandro Virasoro, ejecutada la obra por el
constructor Don Bautista Gasparini. Inicia así el
primer emprendimiento urbanístico que llama Villa del Lago, construyendo
sobre grandes espacios 10 magníficas residencias que aún sorprenden en
nuestros días. Hacia el año 1922 nace el Correo. Don Jesús López, a caballo,
traía desde la
Estación Ferroviaria del Dique, la correspondencia para que
las hijas de Don Carlos Paz las clasifiquen antes de repartirlas, y un año
después se inauguraría el Hotel Carlos Paz de los hermanos Carena. Se
comienza la construcción, terminada en 1934, del segundo emprendimiento
hotelero, el Hotel “Yolanda”, en Av. San Martín y 9 de Julio, llegando sus
fondos al río San Antonio ya que no existía la costanera. Contaba con 60
habitaciones y hasta un pequeño zoológico. Durante su esplendor fue propiedad
de la familia Bezzechi y luego de la familia Moral,
cuando se demolió en la década del 60. En el mismo año se inaugura la
monumental Cruz de 12 m
de altura, construida en hormigón armado y los materiales fueron elevados a
la cima de la sierra a lomo de mula. Bernardo D`Elía,
vecino de la localidad, fue quien con su afán posibilitó la finalización de
la obra. El turismo, gracias al auge del automóvil, comienza a crecer en
cantidad de visitantes y los hoteles aumentan en número y calidad,
iniciándose un proceso que ya no se detendría. La prueba de este crecimiento
se hizo palpable en 1955 cuando queda inaugurada la Aerosilla,
un telesilla que lleva hasta la cumbre de unos de
los cerros que limita la ciudad. Tres años después, el 25 de mayo de 1958 se
construye el reloj Cucú más grande del mundo, con el apoyo técnico de
europeos llegados para radicarse en la Villa. Al aumentar el caudal de turistas, las
empresas y pequeños capitales acuden masivamente a cubrir los servicios y así
llegamos a nuestros días en que Villa Carlos Paz se muestra como una de las
tres ciudades turísticas más importantes de la República Argentina.
El magnífico clima con las cuatro estaciones bien definidas, las bellezas
naturales y la infraestructura aportada por el hombre, convierten a este
lugar en un punto de concentración turística digno de ser disfrutado todo el
año. Fuera de la época veraniega, llegan a la ciudad contingentes
estudiantiles, de la tercera edad y el turismo propio de los congresos y
convenciones, que encuentran un excelente espacio a orillas del lago y todos
los servicios que brindan la hotelería y la gastronomía. Complejos de
entretenimiento para todas las edades y un frenético ritmo nocturno con
Casino y centros bailables coronan la oferta turística de Villa Carlos Paz.
En la actualidad la ciudad cuenta con más de 80.000 habitantes y es una de
las de mayor índice de edificación anual, lo que hace que se vuelva siempre
cambiante y novedosa para aquellos que no la visitan asiduamente.
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LOS PRIMEROS POBLADORES
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Dueños verdaderos de las tierras, que de ella se
alimentaban y a ella le agradecían, aquellos que la recorrieron y conocieron cada
rincón de estos territorios, aquellos primeros pobladores de la zona fueron
los Comechingones. La expresión "Comechingón" se piensa que deriva
de la palabra "kamichingan", expresión
peyorativa que le coloca el sanavirón cuando llegaba, hacia el siglo XV,
invadiendo sus tierras ancestrales. Esta designación alude a dos etnias
originarias de la provincia de Córdoba: los Henia
hacia el norte, y los Kamiare hacia el sur. Dos
rasgos de los comechingones que más han llamado la atención son su aspecto caucasoide (los varones eran barbudos ya en la pubertad),
sus tallas relativamente elevadas para su época (aproximadamente 1,71 m en los varones), y
la existencia de una gran frecuencia de individuos de ojos verdosos. Los ojos
claros eran llamados soto, esta singularidad más el hecho de ser barbados y
las pictografías como las de Cerro Colorado en donde se observan grafismos
que en su forma recuerdan a las runas y se reproducen individuos montados
sobre caballos y con algo que parecieran ser yelmos hizo que varios
antropólogos del s XX creyeran en un origen (o al menos un fuerte influjo)
vikingo en la etnogénesis de los hênia kamiâre. Y así como el
caso anterior en la etnogénesis de este pueblo
influyeron muchos otros linajes que se explica por la ubicación geográfica de
su territorio: encrucijada de las diversas corrientes poblacionales
prehistóricas de la
República Argentina. Quizás los hênia-kamiare remonten sus orígenes a poblaciones de la cultura
Ayampitín milenaria (al menos existente desde el 6000 a. C.) cultura
arqueológica que ha dejado rastros hasta en Tarija, pero, por el momento
(diciembre de 2006) no existen datos que permitan decir con certeza plena que
la cultura Ayampitín (nombre de un sitio del
noroeste cordobés) sea correspondiente de un modo absoluto a un "momento
formativo" de la etnia de los hênia y kamiare o "comechingones". Casi con certeza la
llamada cultura de Ongamira que comprendía Ongamira, Quebrada de Luna (los Terrones); cerro Minas,
cerro Colchiquín surgida hacia el 4600 a. C. es precedente
directo de la cultura comechingón, aunque recién se puede hablar de una
cultura comechingón en el período que va del 500 al 1600 d.C
diluyéndose esta cultura con la criolla-española tras el s XVI (uno de los
últimos asentamientos con una cultura "comechingona" típica se
ubicó en la localidad de Nono hasta el 1750, tras 1600 corresponde hablar de
una cultura "comechingón"-española).
En cuanto a la última comunidad hênia
kamiâre de linajes reconocidos fue la de Tulián o Tolian reconocida por los primeros gobiernos patrios argentinos y existente
hasta mediados del s XIX en la zona de San Marcos Sierra luego tal comunidad
se mezcló totalmente con gente de origen europeo. La cultura comechingona era
bastante evolucionada y poseía algunos influjos de procedencia andina,
practicando la industria textil con lanas de auquénidos (camélidos de
Sudamérica), cestería, metalurgia y cerámica o coroplastia
(trabajos en barro como relieves o jarrones) medianamente elaborada. Eran
nómades, cazadores-recolectores. Durante las épocas invernales se trasladaban
a las zonas altas de las montañas en busca de presas para la caza, y durante
las épocas estivales bajaban hacia los valles para aprovechar la abundancia
de frutos y vegetales en especial de bayas de algarrobo criollo y otros
frutos: molle, piquillín, chañar y "coco" -de la palmera caranday-.
Eran también poseedores de una incipiente ganadería y avicultura al poseer
grandes rebaños de llamas y criar gallináceas como las pavas de monte. No
llegaron a ser agricultores desarrollados ya que el proceso de aprendizaje se
vio interrumpido por la llegada del colonizador. Se considera que los
comechingones tenían una sistema de creencias e incluso una religión
relacionada con los astros, se realizaban ceremonias adorando los astros, los
equinoccios y los solsticios, ceremonias de luna llena que parece haber sido
(como en muchas otras culturas) considerada una deidad de la fertilidad. Un
rasgo llamativo es de sus viviendas: casas de piedra, colectivas y semisubterráneas para soportar mejor los fríos (hasta las
caídas de nieve) del invierno meridional, mediante un mínimo bracero lograban
calentar aquel ambiente; y con este tipo de construcción de viviendas durante
el verano lograban refugiarse del calor característico de la zona. Poco se
sabe de sus cultos, las crónicas relatan que "adoraban"
particularmente a la luna y que quizás por este motivo es que preferían
combatir de noche, lo evidente es que poseían varios centros cultuales o
santuarios en los cuales se congregaban, de tales centros cultuales los
actualmente conocidos son sitios caracterizados de la geografía: cerros
elevados, manantiales de aguas limpias, grutas y "quebradas" en las
cuales se apreciaban de un modo especial los astros. Entre sus cerámicas
llaman la atención las "toscas" estatuillas que representan a
mujeres y varones, tales estatuillas tienen un aspecto muy estilizado, sin
embargo se descubre su "sexo" al estar destacadas otra
característica de muchas de las estatuillas: el resaltado de los glúteos, ha
dado lugar a un equívoco: el suponer que la esteatopigia era común entre los henia-kamiare, sin embargo la
existencia de esteatopigia ha sido infrecuente o rara en esta población; la
explicación es otra, del ámbito simbólico: el resaltado en la representación
de genitales y nalgas en las estatuillas muyprobablemente
se ha debido a una práctica de "magia simpática" relacionada a los
cultos de fertilidad.
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LLEGADA DEL ESPAÑOL A CORDOBA
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La llegada de los conquistadores españoles (siglo XVI),
la región serrana de esta provincia estaba habitada por los comechingones.
Diego de Rojas en 1543 fue el primer español que exploró el área de las
sierras de Córdoba. Partió de Cuzco con un contingente de 300 hombres, con la
misión de descubrir una provincia entre Chile y el Río de la Plata, enfrentando una
feroz resistencia de los comechingones en su camino. Rojas murió por el
ataque de una flecha, y la expedición regresó, ya diezmada, bajo el mando de
Francisco de Mendoza. Desde la creación del Virreinato del Perú, la región
del Tucumán quedó integrada en él, incluyendo a la actual Córdoba. La Provincia del Tucumán,
Juríes y Diaguitas fue
creada en 1564, siendo su primer gobernador Francisco de Aguirre con sede en
Santiago del Estero. Con la creación de la Gobernación del
Tucumán en 1566 y del Obispado del Tucumán en 1570, esta región empezó a
cobrar importancia. El 6 de julio de 1573 Jerónimo Luis de Cabrera fundó la
ciudad de Córdoba de La
Nueva Andalucía, a orillas del río Suquía
llamado por los conquistadores río Primero, en un sitio llamado Quisquisacate por los indígenas sanavirones que estaban
invadiendo territorios comechingones (en la lengua sanavirona el nombre del
lugar significaba "Encuentro de los ríos"). El nombre dado por
Cabrera a la ciudad es un homenaje a su mujer, Doña Luisa Martel de los Ríos,
cuya familia provenía de la provincia de Córdoba en la comunidad de
Andalucía, España. Cabrera buscaba dos objetivos. Uno de ellos era disponer
de una salida a "La Mar
del Nord", es decir al Océano Atlántico, ya que creyó que la Laguna de Mar Chiquita
era una bahía de este océano; y también intentó fundar una ciudad a orillas
del río Paraná. El segundo de los objetivos era la fabulosa Ciudad de Los
Césares, por esto desobedeció las órdenes del virrey del Perú y fundó la
ciudad de Córdoba al sur de la jurisdicción que se le asignara. Dicha
desobediencia motivó que Cabrera fuera decapitado en la ciudad de Lima, en
Perú el 17 de agosto de 1574. Si hasta 1620 Córdoba había sido solo una plaza
de venta de esclavos, luego del descenso de la población indígena, los
esclavos tomaron su lugar en la producción. Los cambios producidos generaron
sin duda una campaña multiétnica que paulatinamente fue sufriendo un proceso
de mestizaje con el aumento vegetativo de la población.
En 1622 se creó la Aduana Seca de
Córdoba con la intención de impedir el contrabando de la plata y oro obtenido
del Noroeste y del Alto Perú, así como de regiones serranas (por ejemplo de
las minas de oro de La
Carolina en San Luis), y exportados ilegalmente por el
puerto de Buenos Aires. En 1776, dado que formaba parte de la Gobernación del
Tucumán, pasó a integrar el recién creado Virreinato del Río de la Plata. Al subdividirse
administrativamente el Virreinato del Río de la Plata, la actual provincia
de Córdoba quedó ubicada dentro de la Gobernación Intendencia
de San Miguel de Tucumán. Su primer gobernador intendente fue el marqués
Rafael de Sobremonte, quien más adelante sería virrey del virreinato del Río
de la Plata. El
19 de marzo de 1798 quedó instalado el Cabildo. El desarrollo de la provincia
en estos tiempos se vio favorecido por los franciscanos y los jesuitas, que
buscaban evangelizar a los nativos del lugar. Construyeron estancias,
templos, edificios, y desarrollaron un sistema cultural, religioso, educativo
y político. En 1613 fundaron la primera universidad de Argentina. El Camino
de las Estancias Jesuíticas y la Manzana Jesuítica fueron de una importancia tal
que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2000.
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BATALLA DE SAN ROQUE
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La Batalla de San Roque
fue un combate durante las guerras civiles argentinas librado entre el
gobernador Juan Bautista Bustos y el general de la independencia José María
Paz en las márgenes del río Primero en 1829. Como resultado de la victoria de
Paz, éste asumió el gobierno de la provincia de Córdoba. Entre los años 1828
y 1862, en intentos enfrentados por organizar definitivamente al país, las
fuerzas políticas más importantes se alinearon en dos grandes corrientes:
Unitarios y Federales. Unos, pretendían organizar un gobierno central que
ejerciera el control de Buenos Aires por sobre el resto del país. Los otros,
buscaban defender los intereses del interior y obtener una cierta autonomía
por parte de las provincias, basándose, fundamentalmente, en la diferente
índole, intereses y necesidades de los habitantes del interior, y teniendo en
cuenta las grandes distancias y la casi inexistencia de comunicaciones entre
Buenos Aires y las principales ciudades. En la ciudad-puerto de Buenos Aires,
las miradas estaban orientadas hacia intereses fundamentalmente de origen
mercantilista, radicados en Europa. En el interior se vivía la realidad de
cada ciudad o pueblo, muchas veces más cercana a intereses económicos y de
desarrollo locales, con soluciones menos onerosas en lo político y económico
que las que pretendía Buenos Aires. El general Bustos había gobernado la
provincia de Córdoba desde 1820. Paz reunió las tropas del interior del país
que habían hecho la guerra y el 3 de abril de 1829 se dirigió hacia el norte,
con la excusa de devolver los hombres a sus provincias. Pero, a medida que
avanzaba hacia la capital provincial, exigía la renuncia de Bustos, cuyo
segundo mandato ya había vencido, para elegir un nuevo gobernador (la
constitución provincial prohibía un tercer mandato). A nadie escapaba que el
candidato de Paz era él mismo. Paz entró en la ciudad de Córdoba con su
poderosa división, pero Bustos no se quedó a esperarlo: se refugió en la
estancia de San Roque, a la entrada de las sierras y a poca distancia de la
ciudad capital. Negoció con Paz un acuerdo por el cual el nuevo gobernador no
podía ser ninguno de los dos. Pero, por razones formales, Paz rompió las
relaciones y acusó a Bustos de estar esperando refuerzos. Lo cual era cierto,
ya que Bustos había llamado en su ayuda a Juan Facundo Quiroga, caudillo y
comandante de armas de la provincia de La Rioja. Antes de que
Bustos pudiera recibir refuerzos, Paz avanzó hacia San Roque. Bustos hizo un
último esfuerzo, enviando a su yerno Arredondo a negociar la paz. Poco
después, Paz atacó sin responder. Bustos no tenía mucha experiencia en
batallas, y las que había ganado las había logrado en posiciones defensivas.
Por eso se limitó a esperar a los unitarios inmóvil, protegiendo sus
posiciones con artillería. Paz no pudo hacer valer sus dotes de estratega:
simplemente dividió sus fuerzas y le encargó a cada jefe que atropellaran lo
que tenían delante. La orden fue cumplida en cada uno de los grupos. Bustos
debió abandonar la región, refugiándose entre las tropas de Quiroga, pero
abandonando su provincia. Sólo un mes más tarde, Bustos y Quiroga buscaron la
revancha: invadieron la provincia, ocuparon la mayor parte de la sierra y
luego la capital de la provincia. Y enfrentaron a Paz en la batalla de La Tablada. Pero, en
definitiva, la victoria volvió a ser para Paz. La provincia de Córdoba quedó
entonces bajo el mando de Paz y de los unitarios, unidos a los federales que
se habían distanciado de Bustos y a los jóvenes abogados y comerciantes. Por
el momento no pudo hacer mucho más que forjar una alianza tácita con los
gobiernos unitarios de Tucumán y Salta, pero después de las siguientes
batallas pudo formalizar la
Liga del Interior.
La batalla de San Roque fue la primera de las cuatro que
mandó en jefe el general Paz. Ganó las cuatro por amplio margen, destacándose
como el mejor general argentino de su tiempo.
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VIDA DE CARLOS NICANDRO PAZ
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Carlos Nicandro Paz nació el 4 de noviembre de 1855. Fue
el cuarto hijo de Don Rudecindo Paz (hijo del General José María Paz y
Dolores Juárez Gigena) y Doña Clementina Pruneda. Oriundo de Córdoba donde vivió hasta los 16 años
aproximadamente, momento en que se trasladó al Valle de San Roque para ayudar
a Rudecindo, su padre, a poner en marcha todos los proyectos que éste había
ideado y empezaba a concretar. Estudiaba Ingeniería en la Universidad Nacional
de Córdoba.
En el año 1888, a los 22 años, Carlos se radica
definitivamente en la estancia Santa Locadia, ubicada en el valle que
actualmente cubren las aguas del Lago San Roque, y logró dominar por completo
la ciencia de la tierra, por lo cual era quien dirigía todas las actividades.
En 1892 con la construcción del dique finalizada y una
impresionante crecida de los ríos San Antonio, Cosquín,
Las Mojarras y Cabalango, la familia paz debe
trasladarse a una estancia conocida por entonces como " La Cuesta".
Con el fallecimiento de su padre en 1901 queda como
único heredero de las tierras
En 1904, Carlos Nicandro comenzó el canal de riego que
convertiría al lugar en un terreno fértil para el pastoreo y la hacienda. Así
el muro que le daba nacimiento al canal hasta el centro del río dejando pasar
la mitad del caudal del agua de su curso normal. En dicho proyecto se
presentaron muchas dificultades para realizar la construcción del muro, entre
otras desviar el río y resolver problemas de fundación. Finalmente el 22 de
noviembre de 1906 la obra es inaugurada.
El fin de Don Paz era dar mayor impulso a su explotación
ganadera, para ello anexo al terreno un total de 1690 hectáreas.
Cuando Carlos comenzó a pensar en la educación de sus hijos contrata una
maestra particular en 1908 y luego dona terreno para la construcción de la
futura escuela Carlos N. Paz la cual se funda antes que el pueblo. Paz
imaginó la proyección de un futuro pueblo en sus tierras que se llamarían
Pueblo San Carlos o Pueblo Carlos Paz.
Esta construcción era de 1893 y desde allí Don Carlos
proyectó todas las obras que conformarían una Villa, construyendo casas para
la peonada en la otra banda, el primer local para la escuela 1911, la capilla
del Carmen en 1914, las primeras casas para turistas de Córdoba en 1915 y los
servicios de luz, correo y teléfono entre 1919 y 1923. Ya había realizado una
importante plantación de árboles en las 3 calles principales de la zona desde
1910. A
pesar de que se cree que Carlos Paz tuvo la intensión de darle nacimiento a
un nuevo poblado, cabe destacar que no fue así.
El realizó la donación de la capilla al arzobispado en
1915 y por ello es que debe cuadricular la zona de su estancia de 5500 ha. Y darle una
ubicación catastral para poder ser donada. Posterior a ellos le regaló algunos lotes a familiares pero no realizó la
venta de los mismos ya que esto dificultaría el desarrollo de la actividad
ganadera y agrícola que conformaban el sustento de vida de su familia. Fue
testigo de cómo, todo aquello que el había visto nacer con el esfuerzo y
trabajo de su padre, quedaba bajo aquel gran espejo de agua que se formaba
con la construcción del primer dique.
En 1904, Carlos Nicandro comenzó el canal de riego que
convertiría al lugar en un terreno fértil para el pastoreo y la hacienda. Dos
personas fueron determinantes para que Carlos Nicandro Paz consiguiera
concretar los sueños de Rudecindo: «Una fue obviamente su padre y otra
Margarita Avanzato, su esposa. Un verdadero puntal,
no solo porque fue la responsable de la crianza de sus 14 hijos, sino también
por ayudarlo a llevar adelante una empresa como la que habían montado: el
establecimiento Las Margaritas, ya que era muy avezada en los negocios y
relaciones sociales. Trabajaron mucho porque sabían que el lugar se
convertiría en el enclave de las Sierras de Córdoba y sería el ingreso al
Valle de Punilla.
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